24/03/08
No importa cuales sean mis problemas. Siempre tengo una sonrisa en la recámara.
Nada es tan difícil de creer como la verdar y, por el contrario, nada tan seductor como la fuerza de la mentira cuanto mayor es su peso.
Hubo un tiempo en mi vida que creí que nada tenia más fuerza que el amor. Y es cierto que la tiene, pero su fuerza es minúscula y palidece frente al fuego del odio.
Quien diga que la infancia es la época más feliz de la vida es un mentiroso o un estúpido. O ambas cosas
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