...
Eran las cuatro de la tarde y por la clientela que había en la taberna la tarde no sería muy ajetreada, así que Rinet pensó en pedir permiso a su padre para abandonar la posada e ir a la ciudad, con el dinero que tenia ahorrado podría comprar un libro nuevo.
-Padre, ¿podría ir hoy a la ciudad?, mmm, me gustaría ir a ver a un par de viejos amigos - Dijo Rinet intentando ocultar su verdadera intención.
-Esta bien, hace tiempo que no tienes una tarde libre, pero antes dime la verdad, ¿que vas a hacer en la ciudad? Espero que no sea comprar un estúpido libro.- añadió buscando la mirada de Rinet, era demasiado astuto como para creerse esa barata excusa.
Rinet miró hacia otro lado evitando la mirada interrogadora de su padre, mientras pensaba algo que pudiese convencer a su padre.
Bueno, haz lo que te plazca, aunque sabes que no me gusta que mal gastes tu dinero de esa forma.
Y así Rinet consiguió marchar a la ciudad, el viaje sería largo una hora andando, ya que el caballo de la familia solamente lo podía utilizar para alguna emergencia.
Pasó el viaje sin ningún problema, ni contratiempo, era un buen día para viajar, pronto divisó en la lejanía la ciudad de Eshin. Antes era conocida como la ciudad Marfil, hasta que la gran invocación Eshin protegió la ciudad de ser devastada por las artes mágicas de un grupo de magos que se habían vuelto locos por conseguir más poder y renombre. Según dicen un invocador, utilizó todo su poder para invocar al semi-dios, que se tengan datos, es la única vez que se ha invocado a una de las míticas invocaciones. Actualmente ni los más poderosos invocadores puede traerles y el conocimiento para traer: a Darakan, a Eshin o a alguno de sus hermanos, se perdió junto con el héroe anónimo que evitó la destrucción de la ciudad.
Rinet se dirigió hacia la biblioteca a buscar algún libro interesante, pasaran un par de horas hasta que se decidió por un libro antiguo. Era una serie de historias que hablaba de las invocaciones míticas, estaba escrito por un invocador, que había recopilado diferentes historias de distintos invocadores de otras tantas invocaciones, lo cual no hacía que el libro fuese muy fiable. Pero aún así sería un buen libro de historias, con el que Rinet pasaría unas buenas horas.
Una vez con el libro en sus manos, Rinet dio una vuelta por la ciudad, siempre tan bulliciosa y animada, con sus blancas paredes, le traía buenos recuerdos, de cuando el estudiaba. A lo lejos vio a uno de sus viejos amigos de la infancia, apenas había cambiado, era mas fuerte pero sus facciones seguían exactamente igual. Estuvieron hablando largo y tendido, de los viejos compañeros, y de sus actuales profesiones, Alfred había entrado a servir en el ejercito de la ciudad, no era un gran trabajo pero no le faltaba ni comida ni alojamiento y aunque poco algo le pagaban. Llegó el ocaso y Rinet marcho otra vez hacia casa, no le gustaba viajar de noche, ya que los caminos se volvían bastante inseguros.
...Continuará...
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